martes, 31 de mayo de 2011

Hoy todo, mañana nada

En pleno siglo XXI, año 2011, comienzo de esta segunda década de este nuevo milenio me di cuenta que han cambiado muchas cosas, pero sobre todo debo decir que hoy ya no sabemos quienes somos, quienes queremos ser. Para sumarle más dificultades a todo lo anterior no acabamos solo en nosotros mismos, sino que pasamos a comprometer al resto.
Hace un par de días pude percatarme que para el mundo las 24 horas que solían dominar cada día han quedado cortas y así mucho de lo que antes era lo "tradicional" ha desaparecido. Hoy vivimos dos realidades: aquella en la que nos desenvolvemos directamente con aquellos que nos rodean, y la otra que suelo llamarle "el cibermundo" en donde pareciera que hablas con gente que está muy cerca tuyo, pero lo cierto es que te separan metros, kilómetros y quien sabe cuanto más. 
Lo cierto es que hemos cambiado, las personas ya no suelen manifestar el cariño, la emoción y tantos otros sentimientos que en un pasado eran tan normales y abundantes. 
Un amigo me contó hace un tiempo que había conocido a un tipo a través de esto de las redes sociales y realmente me sorprendió. A veces te preguntas que puede salir de allí y si realmente podría ser algo real. Bueno, mi respuesta llegaría más tarde...
Todo partió de una forma muy grata, ambos comenzaron a entablar interminables conversaciones por las noches y cada uno estaba pendiente de lo que el otro hacía. Había un pequeño detalle... ambos aún no podían encontrarse, verse. ¿Gracioso? No lo creo. 
A juzgar por la situación y de la forma en que yo lo percibí puedo decir que había coqueteo mutuo y "química". Pero creo que todo cambió el día en que ambos realmente se vieron y comprendieron quien era quien. Realmente la vida y además tantas otras nuevas opciones te juegan trampas, de por si en la actualidad debes tener mucho cuidado si no quieres salir herido, no es fácil encontrar a esa persona que pueda mover tu universo en un abrir y cerrar de ojos, debes ser precavido, paciente, tolerante, y sobre todo consciente de que hay muchas trampas. 
Con respecto a mi amigo, posterior a ese día la situación parecía mejorar extraordinariamente. Al parecer todo seguía su curso normal, a pesar de provenir de un lugar que no suele ser común. Pero luego, un par de días posteriores a su especie de cita pudo percatarse que algo no andaba bien, comenzó a sentir la soledad que hasta el momento previo a ese suceso no había estado. Él no entendió que fue lo que realmente pasó y creo que pasará un poco de tiempo para que pueda entenderlo... Esa química jamás existió, todo era un espejismo, una de todas esas realidades hizo que viera lo que él deseaba.
La verdad jamás podré entender la forma en que el mundo hoy vive. Es algo complicado y podríamos estar hablando de ello una eternidad. Pero hay algo que es cierto, para nadie es y será fácil este cambio. Las relaciones han sufrido esto y ya no sabes que es lo que debes sentir y hacia quien debes sentir.
Hay quienes poseen una coraza para evitar salir dañados ante tanta relación superficial que pudiera surgir; yo hace un tiempo me decía: ¿Por qué no arriesgarte? y hoy creo que encontré la respuesta: No vale la pena en absoluto. Tal vez muchos hemos tenido malas experiencias, pero si las cosas no fueran como lo pensamos, ¿No debería llegar aquel ser que nos hiciera creer lo contrario? Cierto, el único punto es que ese ser está en peligro de extinción (si es que ya desapareció). Por desgracia para todos aquellos realistas y duros de mente y corazón deberán seguir esperando, aunque es de saber que cuando estas en una posición tan radical en tu vida no esperas nada de nadie y limitas tu felicidad simplemente a ti, lo cual me parece realmente espléndido y autosuficiente.
Se me olvido mencionar, hoy mi amigo se está recuperando, ha evitado tener algún tipo de contacto con el hombre que dejó de hablar con él de un momento a otro y está tratando de volverse más autosufiente, realista, duro de mente y corazón. Llegar al escalón mas alto que pueda encontrar para no volver a bajar por nadie (o eso espera).

Amén.

domingo, 29 de mayo de 2011

No todo lo que pienso tiene un título

En el mundo de hoy todos tenemos diferentes espectativas que cumplir: obtener esa vida de sueños con la que hemos soñado, ser profesionales, ser lo que nuestros padres, hermanos, amigos y conocidos esperan de nosotros. Sin embargo, hay dos puntos escenciales que estarán presentes en toda nuestra vida: ser felices y lograr amarnos. Sucede que ambos puntos están englobados en un solo contexto y suelen ir de la mano, ya que la felicidad implica tener y ser todo aquello que deseamos, entre ello compartir nuestra vida. Pero, ¿Qué sucede cuando tienes la felicidad frente a tu puerta y no puedes dejarla entrar porqué crees que no vales, que no eres lo suficientemente bueno para ello? Muchas veces, y en realidad siempre, nos cuestionamos todas aquellas desiciones que tomamos. Creemos que si algo no ocurre de la forma en que lo teníamos planeado es porque definitivamente todo falló y debemos retirarnos para evitar seguir realizando esfuerzos en vano y que nos hagan quedar como unos estúpidos.
Personalmente, creo que todos podemos tener miedo frente a las situaciones que se nos presentan en nuestra vida, de diversa indole e incluso podemos llegar a sentir que todo se derrumba en un abrir y cerrar de ojos. Pero, ¿No es acaso el que percebera quien alcanza la cima? Muy cierto, pero aún así a muchos nos cuesta creer que podemos lograrlo, que podemos derribar todas esas paredes que parecen construcciones imposibles de derribar. A veces, los golpes, los altos y bajos son simplemente para demostrarnos que somos capaces de lograr todo aquello que nos propongamos, perseverando y mirando siempre al frente con orgullo y creyendo en nosotros hasta el final, sin importar lo que pase.
Hay ocasiones en las que incluso el no creer en nosotros puede afectarnos para llegar a otra persona. El no tener fé y creer en lo que tenemos para dar nos imposibilita querer. Si creemos que no valemos nada, ¿Qué sentido tiene entregar lo que somos y lo que tenemos en nuestro interior si tampoco vale nada? Yo hace mucho tiempo (y en ocasiones puntuales) suelo cuestionar mis aptitudes y quien soy en realidad. No es fácil caminar por este largo sendero con total autoridad y sobre todo autoestima, incluso, han habido ocasiones en las que me he sentido abatido por lo que veo a mi alrededor, por lo que sucede, y me cuesta reaccionar, darme los ánimos y poder seguir adelante, después de todo, por muy difícil que nuestra vida sea, no estamos preparados para una caída. Podemos asimilarla rápidamente, pero aún así causará un impacto en un comienzo. 
¿Qué queda por hacer? La verdad no lo sé. Muchas veces pensé en escribir y a partir de allí sacar una idea real, algo que me ayudara a decidir y dilusidar que es lo que realmente debía hacer. Pero, luego me di cuenta que la solución es la que todos conocemos: creer en nosotros mismos. La diferencia radica en que hay que saber llegar a ese punto. 
No dejes que nada te deprima y mucho menos que algo destruya tus sueños y espectativas. La vida es una sucesión de hechos, y como tal, siempre nos está poniendo a prueba. Yo hoy me encuentro en el lado difícil, pero no por ello me dejaré vencer. Trataré de seguir adelante y lograr cambiarme al otro lado de la vereda, de eso no hay duda.